Estamos hoy día presenciando lo que se considera como una tercera ola del feminismo. Esta ola, que busca la reivindicación de los derechos de las mujeres hacia mayor igualdad, ha involucrado diferentes causas dentro del mismo feminismo, lo que hace se robustezca pero, a la vez, se atomice, dada la cantidad de demandas aún por solucionar. En este sentido, se habla a modo general de una igualdad de derechos, a su vez que se habla también de violencia, de respeto, de seguridad, de protección, de accesos igualitarios en educación, salud, o fuerza laboral.
El feminismo implica muchas cosas, pero, a la vez, cada una de las demandas requiere cierto cuidado y análisis, puesto que se hace necesario tener conciencia e identificar dichos problemas para empezar a realizar cambios reales que conlleven a conseguir la anhelada igualdad. Es por esto que existen agrupaciones dentro del movimiento dedicadas en específico a buscar perfeccionamiento en leyes o creación de nuevas, para garantizar la protección de los derechos y no sólo quedar en enunciados que, a veces, pueden llegar a ser de sentido común, mas no una aplicación directa hacia soluciones concretas.
En este sentido, y de lo que en World Vision estamos preocupados, es ahondar en cómo la violencia contra las niñas y adolescentes está influyendo negativamente en su desarrollo, y, a su vez, está haciendo perdurar las injusticias y vejámenes hacia las mujeres, normalizando desde temprano comportamientos que deben comenzar a erradicarse, y que son caldo de cultivo para abusos de todo tipo que sufren miles de mujeres desde su juventud e, incluso, desde su tierna niñez.
Urge comenzar a educar desde temprano cosas básicas de respeto, a reconfigurar nuestro lenguaje y a prohibir actitudes que pueden ser dañinas para las niñas y adolescentes, y que reafirman el machismo latente en nuestra sociedad. Trabajamos en este sentido la mejora del autoestima en las niñas y adolescentes, a su vez que a los niños se les reafirma la existencia de nuevas masculinidades, que apuntan a derribar mitos respecto al comportamiento social y emocional que deben tener los niños, aboliendo a su vez aquellos roles que se le asignan a las niñas o mujeres, dando un nuevo entendimiento muy necesario hacia una adultez en base al respeto y la igualdad.
Cosas tan básicas como comenzar a cambiar ciertos lenguajes, o a dejar de usar frases dañinas y que representan micromachismos, pueden ser un punto de partida interesante desde la niñez, donde los adultos juegan un rol clave en cumplir con el ejemplo, y, a la vez, incentivar el no uso de ciertas asumpciones dañinas.
El libro de ilustraciones “No me lo digas más” apunta justamente en esa dirección, el cual es una invitación a reflexionar sobre frases que oímos o, incluso, usamos en el cotidiano, pero que representan serias agresiones que configuran una realidad que queremos terminar. Frases como “ella no es para pololear” o “si un niño te pega es porque le gustas”, representan de fondo una verdadera violencia, escondida en el folclore, el humor, y la aceptación involuntaria y tácita de que algo “es así”, sin mayores cuestionamientos.
No es tarea solamente de los niños aprender sino que también de nosotros, los adultos, de educar. Una revolución cultural en este sentido, de fondo y de forma a través del lenguaje, comenzará a disminuir la violencia y a abrir la conciencia machista hacia una renuncia paulatina de sus privilegios, un entendimiento de igualdad y un apoyo verdadero desde la comprensión de una real desventaja que hoy las mujeres sufren.
Esperamos con convicción que “No me lo digas más” se conecte a un “no me lo hagas más” también, y que el respeto triunfe por sobre la violencia.
Te invitamos a revisar nuestro librito titulado "No me lo digas más: 13 frases para entender la violencia de género" y los distintos artículos nuestro equipo ha preparado para hacerle frente a la violencia de género.