Si bien la crisis sanitaria por COVID-19 es una situación compleja para todo el mundo, aquellos que más han sufrido las duras consecuencias son las personas de escasos recursos. En este artículo te contamos cuál es su situación.
Afrontar la pandemia por COVID-19 ha sido una situación difícil y sin precedentes para casi todas la humanidad. Sin embargo, son las familias más vulnerables quienes han sufrido duramente las consecuencias de la crisis, ya que los problemas con los que ya convivían, como el desempleo, la falta de ingresos y la violencia intrafamiliar se han agudizado.
Los efectos socioeconómicos a nivel mundial son bastante preocupantes y más aún para los países latinoamericanos. En Chile, el desempleo alcanzó su nivel más alto en los últimos 10 años y por lo mismo, la pobreza podría aumentar hasta un 14% en el peor de los casos.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que muchísimas personas viven de trabajos informales y, por lo mismo, no cuentan con una remuneración estable a fin de mes. Esto hace que los trabajadores dependan de lo que ganan día a día en las calles para poder alimentar a sus familias. Con la cuarentena, este tipo de empleo no pudo seguir ejerciéndose por los riesgos que conlleva y por la incapacidad de realizarlo de manera remota.
En segundo lugar, como comentamos anteriormente, las tasas de desempleo han aumentado de manera notoria, ya que muchas empresas han afrontando los efectos de la crisis haciendo recortes en su personal o suspendiendo su contrato temporalmente.
Para suplir el acceso a jardines, colegios y universidades de manera presencial, la mayoría de las instituciones optó por dictar clases online. Sin embargo, la modalidad remota deja afuera a cientos de niños y adolescentes que no tienen acceso a Internet, dispositivos electrónicos o incluso a electricidad, amplificando las desigualdades ya existentes.
Esta situación no solo los priva de un derecho fundamental como es la educación, sino también de instancias de socialización, desarrollo o incluso de alimentación. Para otros, la suspensión indefinida de clases, puede exponerlos a circunstancias de riesgo, como maltratos o vulneraciones.
La presión y angustia por el encierro, sumados a la inestabilidad financiera pueden aumentar la violencia en algunos hogares. Aunque en Chile han disminuido las denuncias de violencia intrafamiliar, no es menor que las llamadas a líneas de ayuda en esta área hayan aumentado en un 70%, aún cuando en tiempos de pandemia se dificulta el pedir ayuda.
Como pudiste ver, la pandemia por COVID-19 afecta a todas las personas, pero en especial a las familias más vulnerables. Se han profundizado sus problemas, como el aumento de la violencia intrafamiliar y han emergido otros, como la incapacidad de ejercer sus empleos informarles o acceder a la educación online.
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