El inicio del año 2024 quedará grabado en la memoria de Chile por los devastadores incendios forestales sufridos en diferentes regiones del país, afectando principalmente a la V región. Las cifras son desoladoras, registrándose por el momento más de 15 mil casas siniestradas, 300 personas desaparecidas y 131 personas fallecidas.
Muchas familias, en especial niños, niñas y adolescentes sufrieron la pérdida de hogares y seres queridos, necesitando apoyo tanto psicológico como social urgente para reconstruir sus vidas.
Frente a esto, todos tenemos la responsabilidad de acompañarlos en este proceso de reconstrucción, brindándoles solidaridad y apoyo incondicional. Es urgente implementar medidas para reconstruir no solo las casas, sino también las vidas de estos niños, niñas y adolescentes (NNA).
¿Sabes qué riesgos corren?
Se incrementan los riesgos en todas las esferas de la vida de los NNA ante un abrupto cambio tras el desastre, con riesgos biológicos, psicológicos o relacionales, ya que muchas veces se tienen que separar de su familia debido a la dinámica de la emergencia, y pueden ser víctima de maltrato físico y psicológico, explotación infantil y abuso sexual, pierden los espacios físicos significativos (casa, colegio, plazas, etc), sufren daños psicológicos que alteran su desarrollo emocional producto de la incertidumbre del escenario actual.
Es muy necesario considerar que:
- Independiente de la edad, las niñas, niños y adolescentes manejan información de lo que está ocurriendo.
- Las experiencias deben mirarse desde sus ojos y desde sus necesidades.
- Tener siempre en cuenta las diferencias por etapa de ciclo vital.
Algunas acciones que se pueden realizar en estos casos:
- De a las niñas, niños y adolescentes la oportunidad de hablar sobre lo que pasaron. Anímelos a compartir sus preocupaciones y a hacer preguntas. Respóndales sinceramente y con información de acuerdo a su ciclo vital.
- Recuerde que hay muchas formas de expresar lo que se siente. Dar espacio al sentir diverso (Pena, Rabia, Frustración, Mierdo, indiferencia, apatía, etc) Todas las emociones y los tiempos son válidos. Respete su silencio si es que aun no se encuentran preparados para hablar.
- Limite la exposición a la cobertura de los medios de comunicación sobre el desastre y sus consecuencias. Los niños que hayan estado directamente expuestos a un desastre pueden volver a sentirse mal si ven o escuchan algo que les recuerde lo que pasó. Evite sobre todo noticias falsas y alarmistas, si es necesario corregir la información errónea que tengan del evento.
- Anímelos a tomar medidas directamente relacionadas con el desastre para que sientan que están en control. Por ejemplo, los adolescente pueden ayudar a otros después de un desastre, al ofrecerse como voluntarios para ayudar a la comunidad o a los miembros de la familia en un ambiente seguro. Por razones de salud y seguridad, los niños, niñas y adolescentes NO deben participar en actividades de limpieza después de un desastre.
- Ayúdele a tener estabilidad, lo que puede hacer para que se sientan más cómodos o proporcionarles un sentido de familiaridad.
- Ayúdele a regresar paulatinamente a sus actividades regulares, sin forzar situaciones.
- No les mienta, como por ejemplo decir que “esto no va a volver a suceder”, ni minimice su sentir “no se de que te quejas, agradece que estás bien”.
Todas y todos, desde el gobierno local, estado y sociedad civil, tenemos que velar por la seguridad, integridad y respeto por los derechos de todas las infancias.