Nuestro país está viviendo momentos históricos en cuanto a la toma de decisiones a nivel nacional. Si bien nuestros hijos pequeños aún no están edad de participar de las temáticas cívicas, como padres podemos enseñarles desde temprana edad , sobre la importancia de la toma de decisiones y cuál es la influencia que cada uno tiene en éstas.
Sean grandes o chicos, hombres o mujeres, los niños y niñas se enfrentan diariamente a una serie de decisiones que deben tomar: ya sea qué ropa usarán, qué programa de televisión verán o con qué amigo jugarán. Cuando crecen, en la adolescencia, estas pequeñas opciones se transforman en decisiones de vida: qué ocupación quieren tener, qué carrera van a estudiar, en qué querrán trabajar. Por ello, hay que prepararlos desde pequeños con herramientas para que estén preparados para enfrentar estas situaciones.
Tener en cuenta las opiniones de niños y niñas, los hará sentir escuchados, queridos y que sus emociones son validadas. También, es una herramienta para desarrollar el pensamiento crítico, creatividad y aprender de sus errores, desarrollando la escucha, el análisis de alternativas y la negociación.
Con padres o madres democráticos –o no –lo cierto es que la participación de los niños está consagrada en la Convención de los Derechos del Niño (1989), donde se establecen los derechos a información, libertad de expresión, pensamiento, conciencia y religión, y de reunión.
En 2020, World Vision Chile realizó por tercera vez la encuesta “Los niños también votan”, con el objetivo de conocer qué opinan los niños, niñas y adolescentes (NNA) sobre diferentes temáticas relacionadas a sus derechos. En esta oportunidad, contestaron 17.318 NNA entre 6 y 17 años. De ellos, 32% de los niños entre 6 y 13 años y el 36% de los adolescentes entre 14 y 17 años, quieren que los adultos los escuchen más. Por otra parte, el 36% de los niños entre 6 y 13 y el 61% de los que tienen entre 14 y 17, creen que lo más importante para ellos es que su opinión sea tomada en cuenta.
94% de los NNA piensa que su opinión como grupo etario en el futuro del país debe ser considerada.
Ya conocemos los beneficios de que los niños y niñas estén empoderados en la toma de decisiones apropiadas para su edad y su entorno. Llevarlo a cabo puede sonar un poco más complicado, con el temor que esto se nos salga de las manos.
Incluirlos en la toma de decisiones día a día es una alternativa para comenzar a escuchar sus opiniones. Preguntarles qué creen ellos que será mejor cocinar (dando alternativas predeterminadas como carne o vegetales, de lo contrario la opción “helado todos los días de la semana” se vuelve muy real). Repasar los pros y contras de esa decisión.
Dándoles opciones con las que nos sintamos cómodos como padres, permitirá que los niños y niñas fortalezcan su autoestima, demostrándoles, además, que sus decisiones son respetadas e importantes.
Si son un poco más grandes, se puede incentivar la perseverancia a través de la toma de decisiones, por ejemplo, dándoles la oportunidad de elegir un deporte, pasatiempo o instrumento musical, donde aprenderán disciplina y a hacerse cargo de la opción que escogieron en primer lugar.
Acá resumimos 6 tips para ayudar a tus hijos a manifestar su opinión y tomar decisiones que ellos crean mejores:
Analizar la situación en la que se encuentran y determinar si es que hay que decidir o no ¿Qué es lo que tengo que decidir? ¿Por qué debemos resolver este problema?
En algunos casos, puede ser necesario buscar más información para entender el problema inicial y poder tomar una decisión informada. Esto puede hacerse leyendo, preguntándole a un adulto de confianza o preguntándose la propia opinión sobre el tema, cómo se sienten ellos y cómo creen que se sienten las demás personas en este aspecto.
No dejarse llevar por la primera solución rápida que encuentren, puede ser una idea sabia. Buscar más alternativas y vías diferentes para resolver el problema podría llevarlos a un camino inesperado, pero igualmente satisfactorio. Hacer una lista con diferentes soluciones ayuda a fomentar el pensamiento crítico y a mirar el problema desde otros ángulos.
Toda decisión tiene consecuencias que pueden ser positivas o negativas. Hacer un listado puede ayudar a determinar cuál es la mejor solución para todos.
Habiendo analizado todos los antecedentes, es hora de escoger cuál camino es el más apropiado. Luego, llevar a cabo la acción.
¿Resultó todo como yo quería? Analizar qué fue lo positivo y lo negativo ayudará a saber cómo actuar en el futuro, cuando se presente un problema similar.