Como padres, madres, profesores o adultos que acompañan el desarrollo de niños, niñas y adolescentes, es nuestro deber estar atentos a situaciones que pongan en peligro su bienestar e integridad.
Según a cifras entregadas por Injuv en 2017, el 61% de los jóvenes ha sido víctima de bullying al interior de su establecimiento educacional, números que podrían crecer si consideramos que sólo la mitad de quienes lo que ha sufrido se atreve a denunciar.
Se considera bullying a la conducta que consiste en agredir, humillar, insultar, divulgar rumores, herir física o emocionalmente a alguien.
A continuación, te dejamos 5 señales que podrían revelar que un niño, niña o adolescente cercano está sufriendo bullying:
- Se realiza de manera repetida: La agresión es constante, hacia la misma persona y sin motivo alguno. Si tu hija o hijo te dice que está siendo víctima de violencia frecuentemente de parte de sus compañeros, pone atención.
- Existe asimetría de poder: Pese a que puede presentarse entre niños y niñas de la misma edad, la asimetría de poder la impone la actitud intimidatoria de quien agrede y la sensación de vulnerabilidad e indefensión de quien es agredido, quien siente angustia, dolor y miedo. Un ejemplo frecuente es el bullying que realizan curso de mayores a los más pequeños.
- Existe intención premeditada de causar daño: Las acciones que afectan a las víctimas son preparadas y dirigidas hacia ellas, teniendo como fin causar un daño cada vez mayor. La violencia que se expresa a través de la publicación de contenido ofensivo en redes sociales es un ejemplo de una acción previamente planificada, cuyo único objetivo es amplificar la agresión.
- Se mantiene bajo la dinámica del silencio: Es decir, bajo amenazas hacia la víctima relacionadas con no hablar de lo que le pasa y bajo la creación de un contexto que invisibiliza o “hace como si nada pasara” para evitar verse afectado por denunciar lo que sucede, probablemente por miedo o porque no han logrado reconocer las señales de alerta del bullying.
Establecer relaciones de confianza y abrir espacios de comunicación, es fundamental para que ellos y ellas acudan a ti en caso de sentir miedo o inseguridad.